Albañiles de software
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PeelSoft es la empresa detrás de peelfun.com, the ultimate city entertainment solution: una única app para guiarte, sacar entradas, ver videos o escuchar música.
En un mundo repetitivo y gris, con nuestra app, estés en la ciudad que estés, maximizá tu diversión y reducí a cero tus horas de aburrimiento.
Búsqueda laboral: PeelSoft busca un experienced backend developer para integrarse a su equipo de rock stars ninja coders. Trabajarás con nuestros diseñadores de producto, ingenieros y el resto del equipo de peelfun.com para construir a data rich backend powering a dynamic fun search experience. Se crearán servicios from scratch, por lo que tu voz se tendrá en cuenta para las decisiones de arquitectura. Ofrecemos un entorno desafiante, oportunidad de participar de las ganancias, open vacations policy, trabajo remoto y un sueldo competitivo en dólares. Escribinos a jobs@peelfun.com.
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Bruno: trabajo desde hace dos años en forma remota para PeelSoft. No, no tengo residencia fija. Vivo viajando. Ahora estoy en Villa La Angostura. La semana pasada estuve en Bariloche y la anterior, en Ushuaia. De lunes a viernes me conecto al trabajo y por la tarde salgo a recorrer. Aprovecho los fines de semana para moverme de ciudad en ciudad. En Argentina tomo colectivos, pero el año pasado, por ejemplo, recorrí Europa del Este casi exclusivamente en tren. Duermo en hostels. Salvo que justo pase por una ciudad donde vive otro empleado de la empresa; en ese caso me quedo ahí. No ocurre seguido. No, soy el único que viaja así. Casi todos los demás también trabajan en forma remota, pero se quedan en sus casas. No, no uso la app.
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Hoy tuvimos una all hands meeting call.
Yo preparaba unos bifes con cebolla en la cocina del hostel con el micrófono muteado y la cámara apagada mientras el CEO tiraba números al aire. No estaba prestando atención, pero, por casualidad, arriba del ruido a fritura que produce la grasa de la carne contra el metal caliente, oí esas cuatro palabras que me sonaron a marcha fúnebre: let go some people.
Bruno: Fuuuuuuccckkk, what did he say?
Andrey: that finance are not going well and they need to let some people go.
Bruno: who? did he said the names?
Andrey: they will call individually to the affected ones.
El all hands terminó hace una hora. Los bifes se me enfriaron en la plancha y llevo todo ese tiempo mirando la pantalla. Esperando que me llame. A Andrey ya le avisaron por el chat que él es uno de los que se queda. No me sorprende. Es imprescindible, el único de los programadores que además es devop.
Cada cinco minutos chequeo si tengo internet.
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Andrey es ruso y parece un robot. No solo por su aspecto físico. Trabaja unas catorce horas por día, siempre lo ves conectado, le preguntás algo y te contesta enseguida. Nunca nos vimos en persona, aunque por las videollamadas sé que es rubio, usa un corte de pelo tipo taza y viste camisas con el botón de arriba abrochado. Tiene un gato blanco llamado Snowy que suele dormir a su espalda.
Ahora son las seis de la tarde, pero en Moscú son las doce de la noche. Probemos.
Bruno: Hi, Andrey! How are you?
…
Andrey: Hi, Bruno. Fine. And you?
Bruno: I’m Ok.
¿Vieron? Me respondió en menos de un minuto.
Andrey: Do you need something?
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Acabo de tener una call con mi jefe, el CTO.
Las videollamadas siempre me dan la sensación de estar cada uno de un lado de una ventana. De una ventana de verdad, digo, como la de una casa.
Durante casi toda la conversación estuvo mirando para abajo, rascándose el codo derecho, incómodo con la situación. Come on, man! Sos el que se va a sentar arriba de una pila de dólares si vende la empresa y yo soy al que estás rajando. ¡Ponete los pantalones!
Lo primero que me dijo es que soy a great software engineer y que le dolía mucho el recorte que tenían que hacer. Después me dijo que unos meses atrás, ellos, los C-levels, se habían bajado el sueldo a la mitad. No nos habían dicho nada y con eso esperaban controlar el problema financiero, pero evidentemente no había sido suficiente.
Lo tercero que me dijo fue que él podía ponerme en contacto con amigos suyos de otras empresas y que esperaban que la crisis no durara más de dos meses y que después, tal vez, con viento a favor, si yo quería, a lo mejor, podían recontratarme, rehire you.
Yo le dije que también estaba dolido, que en el último año había recibido propuestas de entrevista y que siempre las había rechazado, que no me parecía bien que me avisen con tan short notice time…
Estaba sentado en mi cama en una habitación para cuatro personas, solo, con la notebook sobre las piernas, conectado a ese otro plano únicamente por la señal de wifi y el cablecito de mis auriculares. Una chica abrió de repente la puerta, pero al verme la cara se fue sin hacer ruido.
Entonces hablé. No sé de dónde salieron esas palabras, pero fue la primera vez que mi jefe, en toda la conversación, levantó la vista hacia la pantalla. La escena de los dos así, enfrentados cara a cara con nuestros headsets colocados y separados por un cristal mágico, tenía algo de ciencia ficción.
Puedo trabajar gratis dos meses, le dije.
What?, se sorprendió.
Sí, le dije. Puedo seguir trabajando sin cobrar mi sueldo. Tengo bastante plata ahorrada y con mi actual estilo de vida no gasto mucho.
El CTO tragó saliva (o hizo el gesto), se aclaró la voz y después volvió a rascarse sin piedad el codo derecho.
I don’t know what to say, me dijo. You’ve surprised me.
No contesté.
Me dijo que iba a tener que hablar con los otros ejecutivos y que mañana me volvería a llamar.
Sure.
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Andrey: What happened? Are you staying in Peel?
Bruno: don’t know yet.
Andrey: ?
Bruno: /gif dunno
Andrey: ok… In the meanwhile, can you approve this PR so I can merge it?
…
Bruno: approved!
Andrey: :clap: :clap:
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En realidad, no es que tenga tan puesta la camiseta de la empresa.
Desde el principio sé que el contrato que firmé no vale nada y que cualquiera de las partes puede darlo por finalizado en cualquier momento sin necesidad de consentimiento o previo aviso. Estoy seguro porque en los últimos cuatro años tuve tres trabajos y lo sé porque veo la alta rotación que hay de los puestos de ingeniería en todas estas empresas de base tecnológica. También sé que la rotación es inversamente proporcional a la edad; los que se casan/tienen hijos se mueven menos, se van estabilizando. Y esa estabilidad, si no sos disciplinado en tu formación constante, también significa dejar de aprender. Un año sin estudiar nada nuevo es un año en que te oxidas; los ejercicios en las entrevistas, por ejemplo, se te hacen más difíciles.
Así y todo, me quisiera quedar.
Y repito, no porque tenga la camiseta de la empresa puesta. Sino porque ya soy víctima de lo que antes enunciaba. Estoy tan cómodo, tan acostumbrado, ya conozco tan bien todo el código de PeelSoft que dedicándole dos o tres horas por día, puedo hacer todas las tareas que me asignan para la semana.
Y eso me da tiempo libre.
And time beats money, dijo una vez un famoso CEO.
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El desayuno de este bed & breakfast neuquino es café con leche y pan con manteca y dulce. El dulce es casero. Hay de membrillo y de naranja. ¿Acá hay plantas de membrillo?, le pregunté a la encargada. No, lo traen de Mendoza. Necesita un clima más seco, me contestó.
Salí temprano a caminar. Mi plan era subir a un cerro que había visto cuando llegué y bajar al mediodía para trabajar. Pero antes de llegar a la cima, me vibró el bolsillo; tenía un mensaje en el chat del trabajo. Frené. Apoyé la mochila en el piso y miré el teléfono: mi jefe.
Can we talk?
Contesté un lacónico give me a couple of minutes y bajé corriendo por la pendiente.
La charla fue breve, pero trascendental. En los menos de cinco minutos que duró, pasé de estar despedido a continuar formando parte del cuerpo efectivo de Peel. Aunque las condiciones no estaban claras.
El CTO fue directo al grano: mi ofrecimiento de trabajar ad honorem le había tocado una fibra íntima, pero por más conmovido que estuviera, no podía permitirme que lo hiciera. Yo intenté esbozar la idea de que uno de los partners de la empresa pague mi sueldo los siguientes meses a cambio de que le hagamos algún desarrollo custom, pero a él no lo convenció. Me dijo que no me preocupara, que él ya vería como hacíamos, y que si había empezado a buscar otro trabajo, dejara de hacerlo.
Así que volví al issue que tenía asignado, al código que había escrito el día anterior y había abandonado tras la noticia. Corrí los tests del módulo y un mensaje en rojo me informó que dos de diez habían fallado, por lo que me puse a revisar la última función que había agregado.
A través de una ventana de la sala común del hostel, vi a un albañil que levantaba una pared. El tipo juntaba mezcla con su palita, la tiraba generoso sobre una hilera de ladrillos y con prolijidad colocaba los ladrillos de la siguiente.
Me sentí identificado.
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Andrey en el canal #status: Had high fever all night that started out of nowhere and very strong headaches. I’m resting and seriously thinking of going to the hospital if it doesn’t get better soon.
11 replies. Todos deseos de que mejore pronto.
Mi mensaje: Get better soon, man! Maybe you need to replace oil or something, even robots need some maintenance :slightly_smiling_face:
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El principal problema de cambiar de trabajo, sin tener en cuenta el proceso de búsqueda, las entrevistas y los ejercicios, es que el context switch es costoso. Pasás de un puesto en el que sabés cómo funciona todo y en el que un cambio o un fix te lleva pocos minutos a uno en el que cada vez que querés tocar algo tenés que leer cientos o miles de líneas de código solo para saber dónde tocar.
Lo dicho. Puesto a elegir, prefiero trabajar gratis unos meses antes de volver a jornadas de diez horas frente a la pantalla.
Antes de irme a dormir, recibí un mensaje de Andrey en el que me preguntaba cómo estaba. Le conté sobre esto que vengo pensando hace un par de días.
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El miércoles trabajé normal. El jueves trabajé normal. El viernes a la tarde me llamó mi jefe.
Me dijo que había hablado con uno de los tech leaders y que él le había contado sobre el trabajo que yo hacía. Me dijo que no tenían visibilidad de todo eso cuando tomaron la decisión de quienes se iban a quedar y a quienes iban a “dejar ir”. Me dijo que lo disculpara. Me dijo que con las veinte bajas que se habían efectivizado alcanzaba para volver a poner los números en orden y que podían “conservarme”.
Yo solo asentía con la cabeza.
Cuando terminó, quiso saber si tenía alguna duda.
No, it’s ok.
Podría haberle preguntado qué me garantizaba que no me despidan en un mes. Pero, al fin de cuentas, esta es la relación que siempre habíamos tenido y treinta días siempre me parece un horizonte lejano.
Are you travelling this weekend?, me preguntó como saludo de despedida.
Yeah, respondí un poco seco.
Le dije que me iba para Mendoza. Quiero conocer una plantación de membrillo.
Miré por la ventana. El albañil de los días anteriores ya no estaba. Había terminado su trabajo.
Cerré la videollamada y abrí un chat.
Bruno: Andrey, did you intercede for me?
Andrey: Of course, Bruno. You’re my friend.
Y al leer sus palabras, no pude evitar que resuenen en mi cabeza con la voz robótica de Stephen Hawking: Of-course-Bruno. You’re-my-friend.